jueves, 7 de mayo de 2009

MAAT, PERSONIFICACIÓN DEL DESORDEN CÓSMICO



Representación humana: mujer con una pluma de avestruz en la cabeza.

Fué considerada protectora de los jueces. Era diosa de la verdad y la justicia y encarnaba el orden cósmico, la armonía y el equilibrio sobre el que sustentaba el país. El faraón era su representante en la tierra.


En el rito funerario, Maat se situaba en el platillo derecho de la balanza (en el otro se colocaba el corazón del difunto); si había equilibrio (el fiel de la balanza se mantenía en el centro) el muerto quedaba exculpado.


MAAT Y LA ARMONÍA UNIVERSAL


La creencia en la maat proviene de muy antiguo en la cultura egipcia, y es un elemento clave de ella, que da sentido a su carácter dualista. Ra, el dios solar, descendía cada anochecer al Inframundo, la Duat, y tras recorrerlo, aparecía de nuevo en el cielo al amanecer del día siguiente. Para que este ciclo diario de regeneración del mundo no se detuviera, Ra debía enfrentarse con éxito, durante su paso por el reino de las Tinieblas, a Apofis, símbolo del Mal representado como una serpiente. Para simbolizar este triunfo de Ra sobre Apofis, es decir, del Bien sobre el Mal, los egipcios representaban el principio de la maat encarnado en una diosa que ayuda a Ra en su lucha.
Maat era para los egipcios la fuerza benefactora de la que se nutrían los dioses a quienes ellos adoraban. Por ello los sacerdotes hacían diariamente ofrendas y rituales de magia con el fin de garantizar su preponderancia, pues de ello dependía el mantenimiento del orden armonioso y justo del mundo.

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